No todos los sentimientos son inevitables, algunos los podemos trabajar y mantenerlos bajo control. La envidia es uno de ellos.
Controlar la envidia pasa por ser agradecidos con lo que tenemos y ser capaces de valorarlo.
¿Te cuesta encontrar en tu vida cosas valiosas? ¿Crees que no existen? Pide a otras personas que te digan las cosas buenas que ven en ti, a veces desde fuera se ve mejor.
Y puestos a centrarnos en las envidias, ¿a quién envidiamos?
Porque hay una envidia sana, una envidia sin rencor, una envidia con admiración. Es un sentimiento que no implica querer que lo que tiene otro sea mío y no de él.
Se trata de las ganas de ser mejores, de tomar un modelo y esforzarnos por conseguir los buenos valores que vemos en esa persona, sin que estos valores disminuyan en ellos y así mejoramos todos.
Por eso hay que tener mucho cuidado sobre a quién elegimos como figura de referencia, a quién queremos parecernos, qué aporta esa persona a la humanidad y si algo cambiará en el mundo el día que ya no esté.
De 'Abdullah Ibn Mas'ud, que Allah esté complacido con él, que dijo:
"El Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo:
"Sólo hay dos cosas dignas de envidia: un hombre al que Allah le ha dado riqueza y se le impone gastarla por completo en la Verdad y otro al que Allah le ha dado la sabiduría y juzga con ella y la enseña"."
(Hadiz 66 del libro Sahih Al-Bujari, compendio de sus hadices por Imam Zainudin Ahmad Ibn 'Abdal Latif Az-Zubaidi, traducido al español por Hayy Abdul Ghani Melara Navío)