La Meca -Dios la enaltezca- es toda entera un noble lugar sagrado. Bastaría a su grandeza el que Dios la haya distinguido como lugar de Su augusta Casa y el que tuviese prioridad (sobre las demás) en la vocación de Abraham, el Amigo (de Dios). Es el territorio sagrado (haram) de Dios y Su lugar seguro. Le bastaría ser el lugar de origen del Profeta -Dios le bendiga y salve- al que Dios ha honrado con la distinción y la nobleza, y al que ha enviado con los signos y la palabra decisiva (Dikr al-Hakim). Es el primer sitio donde descendió la inspiración y la revelación; el primer sitio donde vino a posarse el Espíritu Fiel (ar-Ruh al-Amin), Gabriel. Fue el punto de encuentro de los profetas de Dios y de sus más nobles enviados, y fue también la patria de una multitud de Compañeros (sihaba) quraysíes y de Emigrados (muhayirun) a los que Dios ha hecho luminarias de la fe, luceros para los que están en la buena senda.
(Extraído del libro A través del Oriente, Rihla de Ibn Yubayr)
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