No es obligatorio que los cambios o nuevos propósitos se tengan que hacer en Ramadan, esto lo podemos hacer durante todo el año, en cualquier momento.
Lo que ocurre es que Ramadan es un tiempo de pensar y sentir de una forma más calmada y profunda, y parece que esto invita a replantearnos tantas cosas.
Los nuevos propósitos, sean del tipo que sean, por desgracia muchas veces se quedan en simples palabras que se lleva el viento. A veces nos esforzamos en intentarlo, empezamos con muchas ganas para luego caer en el abandono. Siempre tenemos a Shaytan susurrando cerca.
Hace poco he leído una sugerencia para estar más comprometidas con aquello que queremos hacer: decirlo públicamente, contárselo a alguien, dejarlo plasmado en algún sitio. Así somos las personas, a veces valoramos más el compromiso con otros que con nosotras mismas...
Pues yo voy a hacer un ejercicio parecido en esta ocasión porque quiero retomar cosas que hacía antes con tanta ilusión y empeño y que sin darme cuenta fui dejando por el camino para dedicar mi tiempo a otros entretenimientos, que si bien no son nada malo, la verdad es que me han alejado de muchas cosas que me parecían tan esenciales.
Qué Allah me perdone.
Al principio de regresar al Islam comencé a memorizar varias suras del Coran. El ejercicio era bastante completo. Tenía un cuaderno en el que escribía la sura en árabe (las más cortas), su transliteración para pronunciar correctamente y su traducción al español para entender todo su significado. Y a partir de ahí memorizaba.
El cuaderno lo sigo teniendo, aunque no recuerdo cuándo dejé de escribir en él.
Conseguí un libro de gramática árabe, que si bien no es el mejor método para aprender el idioma, sí que me permitió avanzar un poco y sobretodo coger una dinámica de trabajo que un día, tampoco recuerdo cuándo, dejé aparcada.
Ahora, con una mudanza cercana y sacando cosas para revisar, apareció el libro.
Con la excusa de que los envíos internacionales son caros, mi colección de volúmenes del Tafsir del Coran quedó a medio hacer.
A cambio he conseguido cosas importantes en este tiempo: he escrito varios blogs, he aprendido sobre montones de temas, casi soy una experta en temas de educación (de tanto como he leído), he conocido gente, he escrito un librito, he diseñado imprimibles, muchas personas me dan las gracias, me dicen que les ayudo, que les gusta como escribo... esos detalles que dan satisfacción personal y alimentan el ego. Esos detalles que seguramente son los que hacen que un día, sin darte cuenta, cierres aquel cuaderno donde escribías suras o te olvides de aquel libro con el que querías aprender el idioma de tu religión.
Ahora pienso si esas cosas que he conseguido realmente son tan importantes.