martes, 20 de agosto de 2013

Ali Ibn Abi Talib


Ali Ibn Abi Talib fue criado por el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y abrazó el Islam con diez años, cuando comenzó la revelación. Se educó con nobleza de carácter y sabiduría, y nunca adquirió las costumbres de la época preislámica, por lo que se puede afirmar que jamás se postró ante ningún ídolo.
Se casó con Fatima, hija del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Murió mártir a la edad de 63 años.

Ali fue reconocido como uno de los mejores juristas de entre los Sahabas por su excelente criterio y conocimientos, de tal forma que recurrían a él para los asuntos sobre la jurisprudencia islámica. Hay muchas historias que lo ponen de manifiesto, igual que su valentía y fortaleza.

Es bien conocida la siguiente historia:
Perdió Ali su armadura y la encontró en manos de un hombre no musulmán. Los dos argumentaban que la armadura era suya y se dirigieron al juez para escuchar su veredicto.
El juez pidió a Ali que presentara dos testigos a su favor y este nombró a un sirviente y a uno de sus hijos, pero el juez alegó que el testimonio de un hijo no era válido. 
Entonces Ali le dijo al otro hombre: "Quédatela, pues no tengo otro testigo."
El hombre exclamó: "¡Yo doy testimonio de que la armadura es tuya! ¡Oh, Dios! ¡El Emir de los creyentes es juzgado por su juez y este valía en su contra! ¡Atestiguo que la religión que ordena tal justicia es la verdad! ¡Y atestiguo que no hay otra divinidad salvo Allah y que Muhammad es Su Siervo y Mensajero!"
Contestó Ali: "Por haber abrazado el Islam te la regalo y te obsequio además mi cabalgadura."

Después del asesinato de Ozman Ibn Affan, se reunieron todos para jurar fidelidad a Ali Ibn Abi Talib, pero él se negó al principio a aceptar el cargo alegando que sería mejor un ministro. Pero finalmente lograron convencerle.
Su califato fue una época de conflictos debido a las divisiones sembradas dentro del Islam por quienes intentaban dividir a los musulmanes. Pero a pesar de las dificultades, Ali fue estricto con la verdad y la justicia y luchó por la causa de Allah intentando unir a su nación a través del Islam.

Qué Allah se complazca de Ali Ibn Abi Talib.

(Resumen del texto: Fuente)

lunes, 19 de agosto de 2013

Ozman Ibn Affan


Ozman Ibn Affan fue el tercero de los califas ejemplares. Fue un comerciante muy importante, y de los primeros en abrazar el Islam.
Estuvo casado con dos de las hijas del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), primero con Ruqaia y, a la muerte de esta, con Um Kulzum.
Destacó Ozman por su pudor y su generosidad, gastando una buena parte de su dinero en favor de los otros musulmanes.

Tuvo que soportar el castigo y el odio por no querer renegar de la religión y junto a su esposa fueron los primeros en emigrar por la causa de Allah.

Cuando Omar Ibn Al Jattab aun era califa, algunos Sahabas insistían en que eligiese él mismo a su sucesor. Omar se negó y les encomendó, a su muerte, deliberar sobre este asunto durante tres días y al cuarto debía estar elegido entre todos el nuevo califa. Así fue elegido Ozman Ibn Affan.

Durante su califato se recopiló el Coran en un solo libro para evitar diferencias a la hora de leerlo y pronunciar las ayas, ya que el Islam había comenzado a expandirse a muchos paises y se corría el riesgo de discrepancias por los idiomas. (Añado que si se compara cualquier ejemplar del Coran con los primeros que se conservan, no se encontrará ninguna diferencia ni discrepancia entre ellos).

Ozman murió mártir, fue asesinado mientras leía el Coran.
Entre sus pertenencias se encontró un pliego que decía:
"En el nombre de Allah, Clemente, Misericordioso.
Ozman Ibn Affan atestigua que no hay más divinidad salvo Allah, quien no tiene asociados, y atestigua que Muhammad es Su Siervo y Mensajero.
Que el Paraíso es verdadero. Que Allah resucitará a quienes estén en las tumbas en un día innegable (el Día del Juicio). Y que Allah no falta a su promesa.
Según esta fe he vivido y he muerto y según esta fe seré resucitado, si Allah así lo desea."

Qué Allah se complazca de Ozman Ibn Affan.

(Resumen del texto: Fuente)

viernes, 16 de agosto de 2013

Omar Ibn Al Jattab

La evitación del pecado es más ligera que el dolor del remordimiento



Antes de abrazar el Islam, Omar Ibn Al Jattab fue uno de sus más grandes enemigos. 
Nació trece años después que el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y murió también trece años después. Fue enterrado junto a él y Abu Bakr As-Siddiq (el primero de los califas ejemplares).
Al convertirse al Islam fue apodado como Al Faruq (quien distingue el bien del mal y la verdad de la mentira).

Era Omar un hombre fuerte, de gran personalidad y muy influyente. Se educó en el Islam junto al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y alcanzó gran conocimiento. 
Era también humilde y encontraba muchas faltas en sí mismo, por eso pedía a los niños que rogasen por él a Allah, ya que todos los niños nacen en estado de pureza (fitra) y no tienen pecados heredados de sus antepasados. Le afectaba el llanto y sufrimiento de los niños

Fue un hombre justo, que nunca se sintió superior a los demás y que se preocupó por el bienestar y la libertad de los musulmanes de su comunidad.
Nunca pidió el califato para sí mismo.
Cuando Abu Bakr As-Siddiq enfermó, reunió a algunos de los Sahabas (compañeros del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Allah sean con él) para consultarles sobre el posible nombramiento de Omar como su sucesor. Todos aceptaron.
Dentro de su califato se estableció la "era de la hégira" (el inicio del calendario musulmán).

Qué allah se complazca de Omar Ibn Al Jattab.

(Resumen del texto: Fuente)

martes, 13 de agosto de 2013

Abu Bakr As-Siddiq


Abu Bakr As-Siddiq es el primero de los cuatro califas ejemplares.
Nació en La Meca dos años después del nacimiento del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y murió dos años después que él. Ambos fueron enterrados en la habitacion de Aisha (hija de Abu Bakr y esposa del Profeta).
Se le llama As-Siddiq (el veraz) porque se apresuró a creer en el mensaje del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y en todo lo que fue revelado.
Su extraordinario carácter era bien conocido y el entusiasmo que puso en difundir el Islam hizo que muchas personas quisieran escuchar al Profeta, aumentando así el número de musulmanes.

Cuando murió el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), Abu Bakr fue el encargado de anunciarlo a la gente. Lleno de tristeza se dirigió a la mezquita y dijo:
"Si habéis estado adorando a Muhammad, sabed entonces que Muhammad ha muerto. Pero si, por el contrario, habéis estado adorando a Allah, tened la certeza de que Allah es El Viviente y no morirá jamás."

La siguiente y difícil tarea era designar a aquel que sucedería al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en las funciones de gobierno y guía de la comunidad islámica.
Hubo una reunión en un lugar llamado Saqifa y se propusieron varios nombres. El propio Abu Bakr, que nunca pidió ese puesto para sí mismo, propuso a Omar Ibn Al Jattab o a Abu Obeida Ibn Al Yarrah. Pero Omar alegó que él no podría ser califa de un pueblo en el que se encontrase Abu Bakr, creyéndole más capacitado, e inmediatamente le juró fidelidad junto con el resto de los musulmanes.

Después de esto, se dirigió Abu Bakr a la comunidad y pronunció su primera jutba (sermón):
"¡Oh, gentes! Se me ha concedido la autoridad, pero yo no soy el mejor de vosotros. Si obro bien ayudadme y si obro mal corregidme.
Sabed que el débil entre vosotros es considerado por mí poderoso, y sabed también que el poderoso entre vosotros será considerado por mí débil, hasta garantizarle a ambos sus derechos.
Obedecedme en todo aquello que obedezca a Allah y a su Mensajero (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), pero si les desobedezco no me debéis obediencia alguna."

En otra ocasión aconsejó a su ejército con unas palabras que son conocidas como el ejemplo más alto de comportamiento islámico y militar:
"No traicionéis ni engañéis, no cometáis actos reprobables ni mutiléis, no matéis niños, ni ancianos, ni mujeres; no destruyáis ni dañéis las palmeras y tampoco las queméis. No cortéis árboles frutales; no degolléis corderos, vacas, ni camellos. Pasaréis por pueblos que acostumbran a recluirse en sus conventos, invitadlos al Islam, pero no los obliguéis a retirarse de allí.
¡Partid en el nombre de Allah!"

Qué gran ejemplo para los gobernantes actuales.
Qué Allah se complazca de Abu Bakr As-Siddiq.

(Resumen del texto: Fuente)


lunes, 12 de agosto de 2013

Los califas ejemplares


Los compañeros del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), también llamados Sahabas, abandonaron todo cuanto tenían para seguirle y le amaron por sus extraordinarias cualidades. Se esforzaron en parecerse a él y no dudaron en emigrar a una nueva ciudad cuando se hizo necesario, unidos por su fe.

Entre ellos, hubo cuatro que fueron los más cercanos a él, aprendiendo así la forma de guiar a la gente, de invitar al Islam y de gobernar a la comunidad islámica (Ummah).
Tras la muerte del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), le sucedieron, uno tras otro, en esas funciones.
Les conocemos como los califas ejemplares y fueron Abu Bakr As-Siddiq, Omar Ibn Al Jattab, Ozman Ibn Affan y Ali Ibn Abi Talib. Qué Allah se complazca de los cuatro.

En las siguientes entradas escribiré sobre cada uno de ellos, Insha Allah.



sábado, 3 de agosto de 2013

Las cosas que dejé de hacer


No es obligatorio que los cambios o nuevos propósitos se tengan que hacer en Ramadan, esto lo podemos hacer durante todo el año, en cualquier momento.
Lo que ocurre es que Ramadan es un tiempo de pensar y sentir de una forma más calmada y profunda, y parece que esto invita a replantearnos tantas cosas.

Los nuevos propósitos, sean del tipo que sean, por desgracia muchas veces se quedan en simples palabras que se lleva el viento. A veces nos esforzamos en intentarlo, empezamos con muchas ganas para luego caer en el abandono. Siempre tenemos a Shaytan susurrando cerca.
Hace poco he leído una sugerencia para estar más comprometidas con aquello que queremos hacer: decirlo públicamente, contárselo a alguien, dejarlo plasmado en algún sitio. Así somos las personas, a veces valoramos más el compromiso con otros que con nosotras mismas...

Pues yo voy a hacer un ejercicio parecido en esta ocasión porque quiero retomar cosas que hacía antes con tanta ilusión y empeño y que sin darme cuenta fui dejando por el camino para dedicar mi tiempo a otros entretenimientos, que si bien no son nada malo, la verdad es que me han alejado de muchas cosas que me parecían tan esenciales.
Qué Allah me perdone.

Al principio de regresar al Islam comencé a memorizar varias suras del Coran. El ejercicio era bastante completo. Tenía un cuaderno en el que escribía la sura en árabe (las más cortas), su transliteración para pronunciar correctamente y su traducción al español para entender todo su significado. Y a partir de ahí memorizaba.
El cuaderno lo sigo teniendo, aunque no recuerdo cuándo dejé de escribir en él.

Conseguí un libro de gramática árabe, que si bien no es el mejor método para aprender el idioma, sí que me permitió avanzar un poco y sobretodo coger una dinámica de trabajo que un día, tampoco recuerdo cuándo, dejé aparcada.
Ahora, con una mudanza cercana y sacando cosas para revisar, apareció el libro.

Con la excusa de que los envíos internacionales son caros, mi colección de volúmenes del Tafsir del Coran quedó a medio hacer.

A cambio he conseguido cosas importantes en este tiempo: he escrito varios blogs, he aprendido sobre montones de temas, casi soy una experta en temas de educación (de tanto como he leído), he conocido gente, he escrito un librito, he diseñado imprimibles, muchas personas me dan las gracias, me dicen que les ayudo, que les gusta como escribo... esos detalles que dan satisfacción personal y alimentan el ego. Esos detalles que seguramente son los que hacen que un día, sin darte cuenta, cierres aquel cuaderno donde escribías suras o te olvides de aquel libro con el que querías aprender el idioma de tu religión.
Ahora pienso si esas cosas que he conseguido realmente son tan importantes.
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