lunes, 21 de julio de 2014

La felicidad por la presencia del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él)


Los siguientes párrafos pertenecen al libro "Nada te turbe", de Aaidh ibn Abdullah al-Qarni.

"Nuestro Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue enviado a los hombres con un mensaje celestial. No se presentó motivado por ambiciones mundanas, no ansiaba fortuna y no poseía riqueza para gastar ni huertas magníficas de las cuales comer ni castillos en donde vivir. A pesar de todo esto, sus seguidores incondicionales le dieron su promesa de lealtad y permanecieron firmes junto a él, soportando una vida muy dura llena de dificultades. En un comienzo eran débiles y temían la hostilidad de los que los acechaban, pero aun así, amaban total e incondicionalmente al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él).

En una ocasión, fueron sitiados en un paso de montaña y la comida escaseó durante un tiempo. Ofendieron su reputación varias veces. Además, sus propios parientes les declararon la guerra y les atacaron; pero su amor por él seguía incólume.

Algunos de ellos fueron arrastrados por las ardientes arenas del desierto, otros fueron encarcelados y sometidos a nuevas formas de castigo puestas en práctica por los incrédulos. Aun teniendo que sufrir todo eso, lo amaban sin reservas con toda su alma y corazón.

Fueron privados de sus hogares, de su territorio, de su familia y se quedaron sin riqueza. A pesar de todo este sufrimiento, lo amaban sin dudar.

Los creyentes fueron probados en su fe a través del mensaje del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él). La tierra bajo sus pies se sacudió violentamente y aun así, el amor por él siguió creciendo en sus corazones.

Los jóvenes más destacados fueron amenazados constantemente por espadas que se erguían sobre sus cabezas.

Los hombres caminaban tranquilamente por el campo de batalla y avanzaban hacia la muerte sin temor, como si estuvieran de paseo, por la simple razón de que lo amaban incondicionalmente y creían en su Mensaje.

Uno de ellos recibió la responsabilidad de llevar el mensaje del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) al rey de un pais extranjero sabiendo que se trataba de una misión de la cual no regresaría. Sin embargo, fue y cumplió su tarea. Otro fue enviado en una misión y a pesar de que sabía que seguramente iba a morir, la cumplió feliz porque amaba al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) de manera absoluta.

Pero, ¿por qué lo amaban y estaban tan felices con su mensaje y su ejemplo? ¿Por qué olvidaban el dolor, el sufrimiento y las dificultades que les llegaban como resultado de su amor?

Dicho en pocas palabras, él representaba la benevolencia y la rectitud. Encontraban en él todos los signos de verdad y pureza. Era un símbolo para aquellos que buscaban la superioridad. Con su ternura apaciguaba el rencor de los corazones, con sus palabras llenas de verdad calmaba las inquietudes y con su mensaje colmaba de paz las almas.

Inundaba de felicidad sus corazones, hasta reducir a algo insignificante el dolor que ellos sufrían por estar a su lado. Cultivó en sus almas una creencia que les hizo olvidar toda herida y toda adversidad que tuvieron que atravesar.

El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) pulió e iluminó su interior con la guía divina. Les quitó la carga de la ignorancia, las depravaciones de la idolatría y las consecuencias malignas del politeísmo. Apagó las llamas de la malicia y la animosidad que había en sus almas y vertió  el agua de la fe en sus corazones.

Saborearon la belleza de la vida con él y conocieron el deleite de su compañía. Encontraron la felicidad a su lado, la seguridad y la salvación al seguirlo y la riqueza interior al imitarlo."

"Oh Allah, que Tus bendiciones y Tu paz sean sobre Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) quien liberó las mentes de las trabas que provoca la desviación y rescató las almas de la falsedad. Ten Misericordia de sus nobles compañeros como recompensa por su lucha y sus esfuerzos."

domingo, 20 de julio de 2014

Por qué decimos "regresar al Islam"


Al hablar de nuestra conversión, en muchas ocasiones nos referimos a ella como "regresar al Islam". Esto puede sorprender a muchas personas porque "regresar" quiere decir volver a un lugar o situación en la que ya se ha estado antes.
¿Quiere decir esto que ya fuímos musulmanas anteriormente?

La palabra muslim/muslima (musulmán/a) significa sumisión a Allah, el único Dios, sin asociados.
Y efectivamente todas las personas nacemos con esa creencia original que Allah ha marcado en nosotras, tal y como nos lo dice en el Corán:

Mantén tu rostro sin apartarlo de la Adoración primigenia, como hanif. La marca original de Allah, con la que ha marcado a los hombres al crearlos. No se puede reemplazar la creación de Allah.
Esa es la forma de Adoración genuina, sin embargo la mayoría de los hombres no saben. (Corán 30:29)

La marca orginal de Allah se conoce en árabe como fitra y se puede traducir como la naturaleza innata del ser humano. 
Esa característica que todos tenemos al nacer nos lleva a reconocer la existencia de Dios (Allah) y reconocerle como el Único Dios (a este último punto se refiere la palabra árabe hanif, o su plural hunafa).

Este estado en el que nacemos se ve influenciado después por la educación que recibimos de nuestros padres, por el entorno que nos rodea y por las artimañas de Shaitan (Satanás) para desviarnos de esa creencia pura.

En Sahih Al Bujari y Sahih Muslim se informa de Abu Hurairah que el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
"Todo niño nace en un estado de fitra, son sus padres los que después lo convierten en judío, cristiano o zoroastriano".

En Sahih Muslim se relata de Iiad ibn Himar que el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
"Mi Señor me ha ordenado que os enseñe lo que ignoráis: (Allah dijo:) toda la riqueza que he dado a Mis siervos es Halal, y creé a todos Mis siervos Hunafa (monoteístas que adoran solamente a Allah), pero después los demonios los desviaron de su religión. Los demonios les prohibieron cosas que yo les había permitido y les ordenaron que me atribuyeran copartícipes en la adoración siendo que Yo no les había ordenado nada al respecto".

Vemos entonces, resumiendo, que todos los seres humanos nacemos musulmanes, reconociendo a Allah como el Único Dios, sin asociados (Allah y Dios designan igualmente a nuestro Creador, no son dos dioses diferentes, sino el mismo término dicho en dos idiomas) y adorándole solamente a Él. Después, la educación y los factores externos pueden desviar a algunas personas de esta creencia innata.
Por eso a nuestra conversión al Islam la llamamos "regresar al Islam", porque hemos vuelto a la naturaleza original con la que nacimos.

(Hadices tomados del libro La Creencia en Allah, de Omar S. Al Ashqar)

domingo, 13 de julio de 2014

Tener la certeza de que todo depende de Allah


Las personas musulmanas sabemos que todo depende de Allah, creemos en el destino decretado por Él y sabemos también que nada puede sucedernos si no ha sido designado para nosotras y que aquello que Allah ha decretado que nos suceda ocurrirá sin que nadie pueda evitarlo.
Sabemos todas estas cosas con nuestra razón, pero en ocasiones, en nuestra vida diaria, tenemos pensamientos y sentimientos que lo contradicen. Creo que la mayor parte de las veces no nos damos cuenta, pero es importante que reflexionemos sobre ello.
Ocurre, por ejemplo, cuando sentimos que dependemos de otras personas o cuando tenemos miedo al pensar en la posibilidad de que algo nos salga mal y automáticamente decimos "qué será de mí si pasa esto o lo otro..."

Las personas somos imperfectas, tenemos nuestras debilidades y nuestros miedos, es normal que nos angustiemos ante determinadas situaciones. Pero la fe otorga fortaleza y cuanto más firme es la fe, más grande es la seguridad; y cuando va aumentando la fe, los miedos se van haciendo más pequeños.

Es un camino personal que requiere un gran esfuerzo y un trabajo para interiorizar todo eso que ya sabemos o estamos aprendiendo.
Estas son los pensamientos que yo procuro no olvidar:

- Allah es quien nos da. Muchas veces lo hace a través de otras personas, pero nunca debemos pensar que si esas personas nos fallan o nos faltan quedaremos desamparadas. Allah nos seguirá dando por otros medios.

- Antes de nacer ya tenemos decretado nuestro sustento. Pase lo que pase nadie podrá aumentarlo ni disminuirlo.

- Allah nos escucha siempre. En la serenidad o en la angustia, pidámosle siempre a Él y nunca nos cansemos de pedirle.

- Allah ha decretado lo mejor para nosotras, incluso en aquello que nos parece una mala experiencia. Confiemos, por lo tanto, plenamente en Él.

Nuestro objetivo debería ser abandonarnos completamente a Allah, alabado y ensalzado sea.

miércoles, 9 de julio de 2014

Los próximos a Allah


Dijo Umar ibn al-Jattab que oyó decir al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él):
Ciertamente, entre los siervos de Allah hay unos que no son profetas ni mártires, y estos los envidiarán noblemente el Día del Juicio por su posición cercana a Allah, el Altísimo. Preguntaron: ¡Oh Mensajero de Allah! ¡Dinos quiénes son y cuáles son sus obras, tal vez los amemos! Dijo: "Son unos hombres que se aman por Allah, Poderoso y Majestuoso, compasivos entre ellos, no se intercambian dinero; pues, por Allah, que sus rostros tienen luz, y estarán sobre tronos de luz; no temerán cuando la gente tema ni se entristecerán cuando la gente esté triste".
Después recitó: "¿No es cierto que los que están próximos a Allah no tendrán que temer ni se entristecerán?" Y la cualidad que describe y distingue a los auliya de Allah, el Altísimo, es la de: "Aquellos que creyeron y tuvieron temor"

(Tomo 4 del Tafsir del Corán de Al-Qurtubi, traducido por Zakaríya Maza)

martes, 8 de julio de 2014

La invitación de un rey a su comida


Y Allah invita a la Morada de la Paz y guía a quien quiere al camino recto. (Corán 10:25)

Se transmitió de Yabir ibn Abdillah que dijo:
Salió el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) un día y dijo:
He visto en sueños como si Yibril estuviese junto a mi cabeza y Mikail junto a mis pies, y decía uno de ellos a su compañero: Ponle una parábola, y le dijo, de lo mejor que han podido oir tus oídos y lo más razonable que ha podido razonar tu corazón: Tu parábola y la de tu pueblo es como un rey que ha tomado una casa y ha construido en ella una habitación para invitados, después envía un emisario para invitar a la gente a su comida. Entre ellos hubo quien acudió a la llamada del emisario y otros no. Pues, Allah es el rey, la casa el Islam, y la habitación el Jardín, y tú Muhammad el emisario. Quien haya respondido a tu llamada, entrará en el Islam, y quien entrara en el Islam, entrará en el Jardín, y quien entrara en el Jardín, comerá de lo que hay en él.
Y a continuación recitó el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él): "... y guía a quien quiere al camino recto".

(Tomo 4 del Tafsir del Corán de Al-Qurtubi, traducido por Zakaríya Maza)

El mérito del sabio


La búsqueda del conocimiento tiene un inmenso mérito y un alto grado de nobleza que no es equiparable con ninguna otra acción.
Relató At-Tirmidi, del hadiz de Abu Darda, que oyó decir al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él):
A quien siga un camino en busca de conocimiento, Allah le facilitará el camino hacia el Jardín. Los ángeles posan sus alas ante quien procura el conocimiento, en señal de complacencia por su obra. Todo cuanto existe en los cielos y en la Tierra, pide perdón por el sabio, hasta la ballena en alta mar. El mérito del sabio respecto a los demás siervos es como el de la luna, en la noche de luna llena, sobre el resto de los astros. Los sabios son los herederos de los profetas; y ciertamente los profetas no dejaron en herencia ni dinar ni dirham alguno, sino que dejaron el conocimiento como legado, así pues, quien lo haya cogido habrá obtenido lo más importante.
(Tomo 4 del Tafsir del Corán de Al-Qurtubi, traducido por Zakaríya Maza)

Da la Sabiduría a quien quiere, y a quien le da la Sabiduría se le ha dado mucho bien. Pero no recapacitan sino los que saben reconocer lo esencial. (Corán 2:268)
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