La relación con nuestros padres suele ir cambiando en cada una de las etapas de nuestra vida.
Cuando somos pequeñas todo nuestro mundo se centra en ellos, les necesitamos, nos dan todo lo que pueden y pensamos que no hay nadie mejor.
Al ir creciendo quizá empezamos a no estar de acuerdo en todo y al llegar a la adolescencia estamos seguras de saber más que ellos, de que casi todo lo que nos enseñaron estaba equivocado y, por supuesto, nosotras nunca seremos así.
Por suerte, unos años más tarde se nos suele pasar.
Y en el momento en que somos madres es cuando realmente llegamos a comprenderles del todo: sus preocupaciones, sus regañinas, sus normas... todo se nos hace claro y entendemos lo que sentían ellos porque es lo mismo que sentimos nosotras ahora.
Después llega la vejez y entonces el destino de nuestros padres puede ser muy variado. Pero si viven dentro de la cultura occidental, es muy probable que terminen en una residencia de ancianos.
Esta es una gran diferencia que vi con el Islam, donde los padres tienen un valor muy grande, donde jamás un buen musulmán llevará a sus padres a ningún tipo de residencia (ni la más lujosa del mundo), donde jamás ningún padre o madre se planteará vivir en otro lugar que no sea cerca de sus hijos.
Sé que muchos abuelos de las residencias están allí por su propia voluntad. Esto es impensable para nosotros, ningún hijo pensará que sus padres son una carga y ningunos padres pensarán que son una carga para sus hijos.
Supongo que todo pasa por los cambios en la estructura familiar. Cuando no hay nadie en casa porque la mujer y el hombre trabajan fuera, entonces los miembros que no pueden valerse por sí mismos (ancianos y niños) tienen que pasar un tiempo en algún lugar. Para los más mayores serán las residencias y para los más pequeños la solución será la escolarización muy temprana.
En una crianza con apego, como la que yo intento ofrecerle a mi hijo, la empatía y los valores son fundamentales, también el respeto y la unión entre nosotros. Espero que todo eso dé sus frutos y esa unión no se rompa nunca, que mi marido y yo no vivamos la vejez en soledad, Insha Allah.
Que ningún padre o madre tenga que vivir su vejez en soledad. Amin.
Tu Señor ha ordenado que sólo Lo adoréis a Él y que hagáis el bien con los padres. Y si a alguno de ellos, o a los dos juntos, les llega la vejez junto a ti, no les digas "uff" ni los rechaces, sino que háblales con buenas palabras.
Baja sobre ellos el ala de la humildad que viene de la misericordia y di: ¡Señor mío! Ten piedad de ellos, al igual que ellos me criaron cuando era pequeño. (Corán 17: 23-24)
De Abu Huraira se transmitió que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
"¡Qué se dé de narices en el suelo! (Lo dijo tres veces) Aquel que alcanzó a ver a uno de sus padres o a los dos en la vejez y se le escapó la ocasión de hacerles el bien y entrar por ello en el Jardín"
(Lo relató Muslim)
(Hadiz número 209 de Lo más granado de los Jardines de los Justos, del imam An-Nawawi)