Un día descubres que cerca de ti hay una asociación de mujeres musulmanas. Te emocionas imaginando lo mucho que puedes compartir con ellas, piensas que pueden ser un apoyo a la hora de intercambiar ideas y material para la educación religiosa de nuestros niños. Piensas también en la posibilidad de continuar junto a ellas el aprendizaje del Islam, estudiar el Corán, conocer más sobre la vida de nuestro profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él)...
Y luego te encuentras con cursos para aprender a hacer baghrir o tejer alfombras.
Ya sé que cada uno puede ponerle a su asociación el nombre que quiera. Pero si en vez de llamarse "asociación de mujeres musulmanas" se llamase "asociación de mujeres marroquíes" todo quedaría más claro y ya sabríamos qué tipo de iniciativas se pueden encontrar allí.
Que, por otro lado, puede ser muy interesante aprender a hacer pastelitos y alfombras.
Sí, ya lo sé: esas mujeres son musulmanas, por eso el nombre que han elegido es correcto. Pero lo que promueven no es el Islam, sino las tradiciones de su país.
Y ya entramos otra vez en la cuestión de cuando las creencias religiosas se mezclan con las costumbres y queda todo unido como si fuese la misma cosa.
Las musulmanas regresadas nos convertimos al Islam, pero no nos volvemos de repente tunecinas, turcas o saudíes.
Eso es lo que creen muchos, unos y otros, que el Islam y lo árabe van unidos siempre.
Con los españoles no musulmanes, esta conversación es muy frecuente:
- ¡Pero tú hablas español muy bien!
- Sí, es que soy española.
- Ah... ¿Entonces por qué vas vestida así?
- Porque soy musulmana.
- ... Ummm.... ¿pero no dices que eres española?
- Sí, soy española y musulmana.
- Ahhh.... ????
(Y la conversación suele acabar con "claro, te casaste con un moro").
Las mujeres musulmanas marroquíes (que, aparte de las españolas, son las únicas que conozco) cuando saben que entraste al Islam enseguida te preguntan si ya aprendiste a hacer el cuscus o por qué no te vistes con djilaba (prenda que me gusta mucho y uso a menudo, pero no porque sea musulmana, sino porque me gusta).
Una vez leí que una mujer decía: "Me convertí en musulmana, pero no me convertí en marroquí".
Y mientras no sepamos diferenciar las cosas no se hará evidente la universalidad del Islam, que podemos ser musulmanas sin dejar de ser españolas. Que el Islam es para todas y para todos.
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