martes, 16 de octubre de 2012

Camino de La Meca

Varios vecinos del barrio, junto con mucha gente de nuestra ciudad y de todo el país, están saliendo de viaje estos días en dirección a La Meca para hacer la Peregrinación.
Son millones de personas las que se desplazan hasta la Mezquita Sagrada y el país de acogida (Arabia Saudí) tiene que hacer grandes gestiones para controlar que todo esté bien y poner orden entre toda esta multitud de personas, por eso también existe un límite en el número de personas que pueden entrar.
En Marruecos se hace un sorteo entre todas las personas apuntadas, que siempre son más de las que se admiten. Me gustaría que me dijeséis cómo se hace en otros países.

La Peregrinación se puede hacer en cualquier momento del año, en lo que se conoce como Umra (o Peregrinación Menor). Pero el Hayy (o Peregrinación Mayor) se hace en unos días concretos del mes de Dhul Al-Hiyyah (el último mes del calendario musulmán).
El Hayy se considera uno de los cinco pilares del Islam, y es obligatorio para todo musulmán y musulmana hacerlo al menos una vez en la vida siempre que los medios económicos y la salud lo permitan.

Es cierto que la primera casa que fue erigida para los hombres fue la de Bakka, bendita y guía para todos los mundos.
En ella hay signos claros: La estación de Ibrahim; quien entre en ella, estará a salvo. Los hombres tienen la obligación con Allah de peregrinar a la Casa, si encuentran medio de hacerlo. Y quien se niegue...
Ciertamente Allah es Rico con respecto a todas las criaturas. (Corán 3:96-97)
(Bakka es una variante de Makka, Meca)


El origen del Hayy se remonta a los tiempos del profeta Ibrahim (Abraham, la paz de Allah sea con él) que construyó la Kaaba (que ahora se encuentra dentro de la Mezquita Sagrada de La Meca) junto con su hijo, el profeta Ismail (Ismael, la paz de Allah sea con él).
Después de la construcción, ellos realizaban el Hayy cada año y fueron transmitiendo esta tradición a las demás generaciones hasta que la idolatría invadió toda la zona y la peregrinación perdió toda su pureza y sentido religioso de adoración a Allah.
Esto permaneció así por muchísimos años y fue el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) quien devolvió la dignidad a la Kaaba y al Hayy, aboliendo todas las prácticas indignas basadas en la ignorancia y estableciendo la Peregrinación como un acto de obediencia a Allah y dedicado únicamente a Su recuerdo.

Se transmitió de Abu Huraira que el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
"¡Una peregrinación menor (Umra) hasta otra, cubre las faltas que ha habido entre ambas. Y una peregrinación mayor (Hayy) impecable, no tiene otra gratificación que el Jardín (el Paraíso)!"
(Lo relataron Al-Bujari y Muslim)

miércoles, 10 de octubre de 2012

Las últimas palabras


Una vez una persona cuya pasión era el ajedrez se encontraba agonizando, y alguien le dijo: ¡Di: La ilaha illa Allah! (no hay más divinidad que Allah). Entonces respondió: ¡Jaque mate! e inmediatamente murió.
Fue narrado también acerca de un hombre que acostumbraba a sentarse con gente que consumía bebidas alcohólicas. Cuando agonizaba le fue dicho: ¡Di el testimonio de fe! (o sea, La ilaha illa Allah). Pero él respondió: ¡Bebed y servidme un poco! y después de esto murió.
(Extraído de La Resurrección Menor, de Omar S. Al Ashqar)

El momento de la muerte es un instante trascendental porque a partir de ahí finalizan nuestras obras y ya no podremos cambiar nada.
Hasta ese momento es el tiempo de arrepentirse o afianzar nuestra fe, pero como la angustia nos puede quizá no estemos preparadas para reaccionar de la forma adecuada. Por eso no hay que esperar al último minuto para cambiar o arrepentirnos, por si acaso fallamos y no nos da tiempo o no somos capaces de hacerlo.
Hagamos ese esfuerzo cada día como si fuese a ser el último porque nadie sabe cuando llegará su hora.
Igualmente, si tenemos la costumbre de decir La ilaha illa Allah con frecuencia cada día, en el momento de la muerte nos saldrá como algo automático.

Ibn Taimiiah mencionó que Shaitan (Satanás) se esfuerza lo más que puede en desviar a la persona en el momento de su muerte.
También fue narrado: Shaitan se esfuerza lo más que puede en tentar al hijo de Adán en el momento de la muerte, y les dice a sus ayudantes: Tratad de engañarlo con esto, pues si se os escapa (es decir, muere) no podréis engañarlo nunca más.

Que Allah nos proteja y nos guíe en ese momento tan crítico.

sábado, 6 de octubre de 2012

Arreglarnos para los de fuera


Durante mucho tiempo he visto como algo normal o habitual en mi entorno el hecho de dar más importancia a la gente de fuera de nuestro hogar que a los de dentro.
Dicho así puede parecer una afirmación con la que casi nadie estará de acuerdo y si preguntamos, la respuesta más común será que no, que las personas con las que compartimos nuestra vida son las más importantes para nosotras.
Sin embargo, nuestros actos (me refiero a las mujeres en general) a veces nos contradicen.

En el lugar en el que vivía antes, en mi anterior forma de vida antes de convertirme al Islam, era frecuente ver a la mayoría de las mujeres esforzándose en estar lo más arregladas y guapas a la hora de salir a trabajar, a estudiar, a pasear, a comprar... cualquier acto exterior en el que nos van a ver otras personas ajenas.
Y luego, en muchas ocasiones, se guarda para estar en casa la ropa más desaliñada, la más estropeada, la que nunca nos pondríamos para salir fuera... con la excusa de que en casa nos gusta estar cómodas.
Lo mismo ocurre con peinados, maquillaje, joyas... y demás adornos.
La consigna suele ser estar impecables para que nos vean los de fuera y descuidarnos cuando estamos únicamente con los de dentro.

Nuestra familia más cercana, con quienes convivimos a diario, marido e hijos, seguramente también gustarán de ver nuestra intención de estar arregladas para ellos. Seguramente nadie lo merece tanto.
Estar cómodas no implica estar mal vestidas, como muchas imágenes reales que me vienen ahora a la cabeza. No implica estar despeinadas o sentarnos a desayunar sin habernos lavado la cara antes, como jamás se nos ocurriría presentarnos ante nuestros jefes o compañeros de trabajo.
La excusa de la confianza no creo que sea válida en estas cuestiones.

Las mujeres cercanas a mí en estos momentos tienen la costumbre de estar en casa con pijamas o camisones, que no son los mismos que luego usarán para dormir, sino otras prendas cuya principal ventaja es la comodidad. Y a pesar de que a alguien le pueda parecer que no es ropa atractiva tal y como yo propongo, os aseguro que hay pijamas realmente bonitos con los que estar a gusto y además muy guapas.
También existe la posibilidad de ponernos otra ropa de calle.
¿Por qué no cogemos la mejor ropa que tengamos en nuestro armario y nos la ponemos para pasar la tarde en nuestra casa, compartiendo ese momento únicamente con quienes viven dentro de nuestro hogar?

sábado, 29 de septiembre de 2012

La lluvia


Hace tres días cambió el tiempo en mi ciudad, bajó la temperatura y llegó la lluvia.
A pesar de que siempre fui una amante del verano, reconozco que los paisajes otoñales tienen mucho encanto. Y la lluvia siempre provoca en mí sentimientos especiales.
Si cae a chaparrones me gusta mirarla desde mi ventana. Y si es una lluvia suave siento que me está invitando a pasear bajo ella.

Tengo un recuerdo de muy pequeña, tonos grises y marrones entre los que destaca mi chaqueta azul celeste. La calle empedrada, cuando las calles de los pueblos aun eran de piedra, y el olor a campo mojado.
Y yo inmóvil bajo la lluvia, sintiendo el agua caer sobre mi pelo y mi cara.

He tenido esa necesidad muchas veces, ya de mayor.
Ponerme bajo la lluvia, con los brazos extendidos y mirando al cielo. Y sentir cada gota fundiéndose conmigo. Imaginar, y creerlo realmente así, que la lluvia limpiaba mi alma arrastrando con ella todas las heridas no cerradas y todo aquello que no me gustaba demasiado.

Me resultaba difícil de explicar y difícil de entender hasta que un día lo leí por primera vez y entonces me emocioné y comprendí muchas de las cosas que había sentido antes.

Cuando os cubrió como protección un sueño que venía de Él e hizo caer sobre vosotros agua del cielo para con ella purificaros, quitaros la suciedad del Shaytán, dar firmeza a vuestros corazones y afianzar así vuestros pasos. (Corán 8:11)

sábado, 15 de septiembre de 2012

El amor por el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él)


Ayer escribí una entrada incluyendo unos hadices y una aya del Corán en los que se mencionaba el amor de los musulmanes por el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Hoy quiero referirme al significado y las implicaciones de ese sentimiento.

Amar al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) pasa por conocerle, seguirle, aplicar sus enseñanzas, difundir su mensaje en la medida que podamos e imitarle en todos los instantes de nuestra vida porque él es el perfecto modelo a seguir.
Es importante leer su biografía y estudiar los hadices que recogen todas sus instrucciones y nos hablan de cómo era en cada situación de su vida.
Sabremos así que fue una persona de virtudes muy elevadas, con una conducta intachable y un comportamiento digno de imitar. 
Fue un hombre irrepetible y nunca lograremos igualarle, pero debemos esforzarnos en acercarnos lo máximo posible.

A lo largo de su vida padeció multitud de ofensas y las soportó con paciencia, nunca se dejó llevar por la ira o la violencia a causa de ello y jamás mató a nadie a causa de ello.
Ese debe ser nuestro ejemplo porque así era nuestro amado Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Saber contener nuestras emociones y no dejarnos llevar por los malos sentimientos; procurar no cometer corrupción, daño, ni injusticia... ese es el comportamiento ejemplar de todo buen musulmán y toda buena musulmana.

Os dejo un muy buen enlace que he encontrado en Islamgurea. Son Cien Maneras de Apoyar al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y podéis verlo aquí.


viernes, 14 de septiembre de 2012

La libertad de expresión


Esta es una frase muy escuchada: La libertad de uno termina donde empieza la del otro.
Esto debería aplicarse también a la tan nombrada "libertad de expresión", ya que apelando a ella se cometen muchas veces toda clase de abusos.
Libertad de expresión no debe ser nunca libertad de ofender.
Basta ya de tantos ataques morales gratuitos hacia las creencias más profundas de millones de personas.
Basta ya de tantas ofensas y faltas de respeto.
Basta ya de provocaciones.
Y basta ya de insultos a nuestro Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), el profeta que vino a toda la humanidad.

Anas refirió que el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: "Ninguno de vosotros creerá hasta que yo sea más querido para él que sus hijos, su padre y todo el mundo". (Bujari, Muslim y An-Nasai).

En un hadiz de Anas, el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: "Cualquiera que me ame estará conmigo en el Jardín" (al-Isfahani).

Di: Si vuestros padres, esposas, vuestro clan familiar, los bienes que habéis obtenido, el negocio cuya falta de beneficio teméis, las moradas que os satisfacen, os son más querido que Allah, Su Mensajero y la lucha en Su camino... Esperad hasta que Allah llegue con Su orden.
Allah no guía a gente descarriada. (Corán 9:24)


jueves, 13 de septiembre de 2012

Bilal Ibn Rabah

Bilal (que Allah se complazca de él) solía decir sobre sí mismo: "soy un negro etíope, ayer era un esclavo".

Bilal Ibn Rabah era un esclavo que oyó hablar del profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y la nueva religión que predicaba, una religión universal e igualitaria, así sintió la llamada del Islam.
Sus amos decidieron torturarlo hasta que renegase de su fe, pero no lo consiguieron, a pesar de sus crueles castigos. 
Fue el primer esclavo que se convirtió al Islam y más tarde fue comprado y liberado inmediatamente por Abu Bakr (que Allah se complazca de él).

El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) lo eligió para un cargo que implicaba mucho prestigio: Muaddhen, la persona que pronuncia el Adhán (la llamada a la oración).
Entre todas las personas a las que pudo otorgar tan alto honor, eligió a un hombre negro, antiguo esclavo, dando así una lección a toda la humanidad.

Fue también una de las personas a las que se les anunció el Paraíso, tal y como se relata en el hadiz tomado del libro "El Paraíso y el Infierno", de Omar S. Al Ashqar:

At Tabarani e Ibn Adi relataron con un isnad Sahih de Abu Umamah que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
"Entré al Paraíso, y oí pasos delante de mí. Entonces pregunté: "¿Qué es ese sonido?" Me fue dicho: "Ese es Bilal, caminando delante de ti".

Bilal Ibn Rabah es un símbolo dentro del Islam, transmitiéndonos un claro mensaje: la igualdad de todas la personas en dignidad, sea cual sea su origen, y sea cual sea su raza.


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